Diálogos filosóficos

La filosofía es un tipo de reflexión que no pretende encontrar la solución de los problemas prácticos que se nos plantean sino buscar el sentido mismo de la actividad humana, el contexto y las condiciones en que se produce, la demanda existencial a la que responde. El cuestionamiento filosófico no trata de «mejorar» lo que hacemos sino de comprender en que consiste nuestro empeño y en que medida revela o transforma lo que somos. En una época en la que predomina de manera abrumadora la razón pragmática que exige resultados rentables y, con tal de que lo sean, se desentiende del camino que ha llevado a obtenerlos, la filosofía se rebela casi diabólicamente con su non serviam. No padece el afán de «resolver» cuanto antes ya criticado por Flaubert, de llegar a una conclusión. Acepta sin escándalo que lo que obtenemos tras nuestras primeras preguntas no son respuestas sino preguntas de segundo o tercer grado. Por eso cuesta encajarla como asignatura en nuestros planes de estudios, esos planes tan irremediablemente planos.  Y por eso hemos planteado estos encuentros como diálogos, para que a cada cuestión corresponda otra y otra, para que nunca se diga concluyentemente la última palabra. Apelamos a ilustrar las posibilidades de la inquietud no a documentar el archivo de la quietud. 

Primer encuentro: El Arte 

Celebración: 8 de febrero en la Fundación Ramón Areces

Ponentes: Fernando Savater, Felix de Azúa y Andreu Jaume 

Podríamos decir que el arte precede al hombre porque determinamos la aparición de lo indiscutiblemente humano a partir de trazas o huellas consideradas artísticas. ¿Nació el arte como algo necesario de algún modo (mágico, por ejemplo) para la supervivencia que después se fue convirtiendo en ornamento, exhibición de poder, lujo, muestra de piedad, expresión personal, negocio, etc…? Es decir, nos preguntamos si evolucionó desde lo imprescindible y salvador hasta lo superfluo a lo que no queremos ni sabemos renunciar. ¿Hay algún rasgo esencial a través de todos estos avatares que lo identifica como arte, siempre arte? De algo tan insólitamente cargado de pasado ¿puede hacerse algún pronóstico de futuro? ¿Es imaginable un hombre postartístico o quizá un arte posthumano? Seguramente cada una de estas preguntas llevará a otras y trataremos de responder provisionalmente sólo para inquirir mejor. 

Segundo encuentro: La guerra

Celebración: 8 de marzo en la Fundación Ramón Areces

Ponentes: Fernando Savater, Félix Ovejero y Gabriel Tortella

El enfrentamiento armado entre grupos humanos organizados, es decir: la guerra, es la actividad social más antigua y pertinaz de nuestra especie. No es aventurado suponer que las primeras sociedades fueron ejércitos y luego, en el descanso entre batalla y batalla, alcanzaron el estatuto de organización civil. De ahí que se haya dicho que la guerra, el enfrentamiento, la interrelación violenta, es la madre -el origen- de todas las cosas. Nuestros antepasados proyectaron sobre los fenómenos naturales, a menudo cataclísmicos y destructivos, la condición polémica que constituía su propia existencia establecía la jerarquía en sus colectivos y definía los roles de cada género. Pero ¿por qué la guerra ha durado tanto? ¿Por qué las ventajas del comercio, el desarrollo de las comunicaciones, la amenaza de armas cada vez más destructivas, no ha bastado para disuadirnos de ese ejercicio fatal? ¿Será que la violencia está inscrita no sólo en nuestros genes como instinto individual sino en el mecanismo mismo de las sociedades que sólo fraguan frente o contra los semejantes?

Tercer encuentro: La educación

Celebración: 12 de Abril en la Fundación Ramón Areces

Ponentes: Fernando Savater, Carmen Iglesias y Gregorio Luri

Los que hemos dedicado la mayor parte de nuestra vida a la educación tendemos a considerarla una especie de pócima mágica para curar todos los males. Yo comparto en parte esta opinión, pero la formulo de manera más templada: no pretendo que baste con la educación para resolver todos los problemas sociales, pero estoy seguro que en todas las soluciones de nuestros problemas sociales hay parte de educación. Pero ¿cuál es la raíz esencial de la educación? ¿Consiste en enseñar a hacer o a ser? ¿A qué pregunta final trata de responder la educación? ¿Cómo vivir? ¿En qué consiste ser humano?  

La paradoja perpetua de la educación es que los adultos tienen que preparar a los neófitos para habitar un mundo futuro que ellos ni conocen ni conocerán. El meollo de la educación es que no sólo funciona como trasmisión de lo que sabemos sino como creación al menos parcial de lo que merece ser sabido. El que pretende educar, al educar a los otros, no puede dejar también de educarse a sí mismo. ¿Qué aporta la perspectiva filosófica a este asunto? 

Cuarto encuentro: la naturaleza

Celebración: 13 de septiembre en la Fundación Ramón Areces

Ponentes: Fernando Savater, Fernando Broncano y José Luis Pardo.

La primigenia fuente de asombro que despertó las primeras preguntas filosóficas, incluso antes de que Aristóteles lo formulase así, fueron las cosas y procesos naturales que ocurren en nuestro derredor y en nosotros mismos. Quizá llamar a todo eso “Naturaleza” sea dar por supuesta una entidad única y consolidada que funciona como motor de todo lo existente; es decir, una idea tomada de la filosofía como heredera de la teología pero no de la filosofía como madre de la ciencia. Quizás  mejor que hablar de la divina Naturaleza sea referirse, como hizo nuestro padre Lucrecio y recomendó Clément Rosset, a la naturaleza de las cosas (de rerum natura), pregunta que responde mejor al propósito de las ciencias. Sea como fuere, en la actualidad la Naturaleza es una diosa que representa por los supuestos “ultrajes” que se la infligen a todas las víctimas de la codicia y la arrogancia humanas. Pero ¿de dónde surge esa codicia y esa arrogancia más que de la naturaleza que nos constituye? La pregunta está de actualidad y merece la pena hacerse, lo que no está nada claro es a quién.