El carro de manzanas

Gabriel Tortella Casares

Recuerdo cuando murió Bernard Shaw: noviembre de 1950. Yo entonces era alumno del Colegio Estudio y los profesores (o más bien las profesoras) organizaron con este motivo un homenaje al gran dramaturgo anglo-irlandés. Los alumnos de los cursos más avanzados investigaron sobre él y nos dieron pequeñas conferencias sobre aspectos de su biografía y de su obra. Oí muchas anécdotas divertidas, porque Shaw era ingenioso, impertinente y aficionado a sorprender y escandalizar.

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