José Álvarez Junco
Hay reacciones ante la covid-19 que aunque parezcan novedosas son las de siempre. Atribuir la causa de la situación a la masonería, los chinos o Putin ya se hizo antes con los judíos, las brujas o los jesuitas.
Este 2020 ha sido un año raro; pero raro de verdad. Una epidemia mundial, un aislamiento forzoso, una alteración de nuestras costumbres y relaciones sociales como solo podría haber producido una guerra. Nos ha desordenado la vida, nos ha roto las rutinas y nos ha sumido en la soledad y la depresión.